Ciberseguridad en el aire: cómo sobrevivir a la guerra electrónica

El conflicto en Ucrania ha transformado radicalmente nuestra comprensión de la guerra electrónica, convirtiendo el espacio aéreo en un campo de batalla invisible donde drones y sistemas anti-dron libran una sofisticada batalla tecnológica. Según datos recientes, solo en 2024 Ucrania sufrió 4.315 ciberataques, un aumento del 69,8% respecto al año anterior, evidenciando la creciente importancia de la ciberseguridad en los conflictos modernos.

El campo de batalla invisible: guerra electrónica moderna

La guerra electrónica, definida como «una actividad tecnológica y electrónica con el fin de determinar, explotar, reducir o impedir el uso hostil de todos los espectros de energía», se ha convertido en un componente crítico del conflicto ucraniano. Como señala el artículo «Guerra electrónica: el campo de batalla silencioso del futuro», «Ucrania y Rusia están llevando a cabo un juego del gato y el ratón para interferir mutuamente en sus sistemas hasta un nivel nunca visto».

Jamming: la primera línea de defensa anti-dron

El jamming consiste en la emisión de señales de radio potentes para interrumpir las comunicaciones entre el dron y su operador. Según la BBC en su artículo «Cómo el conflicto está transformando cómo se hace la guerra», las fuerzas rusas utilizan sistemas como el «Zhitel», capaz de «incapacitar todas las comunicaciones satelitales, las comunicaciones por radio y las señales de teléfonos móviles en un radio de más de 10 metros».

Estos sistemas pueden abrumar las ondas de radio emitiendo enormes pulsaciones de energía electromagnética, neutralizando efectivamente los drones enemigos. Además, con su unidad «Shipovnic-Aero», las fuerzas rusas pueden derribar un dron a 10 km de distancia e incluso localizar a los operadores para dirigir ataques de artillería contra ellos.

En el documento técnico «La Guerra Electrónica y la Ciberguerra en el conflicto de Ucrania», se detalla cómo «los grupos tácticos de batallón (BTG) que operan en el sur y el este de Ucrania emplean sistemas de CME de VHF-UHF de menor alcance como el R-330Zh Zhitel para desactivar drones ucranianos que van desde Bayraktar TB2 hasta más pequeños como el DJI Mavics interfiriendo sus señales de GPS».

Spoofing: el engaño como estrategia

Más sofisticado que el jamming, el spoofing consiste en suplantar señales legítimas (como GPS) para engañar al dron sobre su posición real. Según el sitio especializado «Suplantadores de drones GNSS personalizados – SZMID», los falsificadores de drones GNSS «se utilizan para bloquear las señales de los drones, corrompiendo y degradando el rendimiento del receptor GNSS».

Las antenas GPS anti-spoofing funcionan distinguiendo entre señales GPS genuinas y fraudulentas, utilizando «técnicas de filtrado avanzadas para bloquear o mitigar señales falsificadas que podrían engañar a los UAV, incluso en entornos con interferencia». Esta capacidad de redirigir drones enemigos sin destruirlos físicamente representa una ventaja táctica significativa, especialmente cuando se quiere evitar que el adversario sepa que sus drones han sido comprometidos o cuando se busca capturar el dron intacto para análisis de inteligencia.

Estrategias de supervivencia para drones

Ante estas amenazas, los operadores de drones han desarrollado contramedidas sofisticadas para garantizar la supervivencia y eficacia de sus sistemas aéreos no tripulados.

Comunicaciones encriptadas y salto de frecuencia

La encriptación de comunicaciones es fundamental para proteger los enlaces entre el dron y su estación de control. Como señala el documento de CEFADIGITAL, por el lado de Ucrania, en comunicaciones, «recibieron radios modernas COMSEC (Seguras) con encriptación y salto de frecuencia», lo que les permite mantener comunicaciones seguras incluso en entornos hostiles.

El artículo de Grupo Oesia menciona entre las «Técnicas de Contramedidas Electrónicas» la «Encriptación y Seguridad de Comunicaciones» que «protegen la información transmitida contra la interceptación y la suplantación (spoofing)». Los sistemas más avanzados implementan protocolos de salto de frecuencia (frequency hopping), que cambian constantemente la frecuencia de comunicación siguiendo patrones predeterminados conocidos solo por el dron y su controlador.

Autonomía y navegación inercial

Una de las estrategias más efectivas contra el jamming y el spoofing es reducir la dependencia de comunicaciones externas. Los drones modernos incorporan sistemas de navegación inercial que les permiten mantener el rumbo incluso cuando pierden la señal GPS o la comunicación con el operador.

Según el informe de Ukrinform «Syrsky: Los drones de fibra óptica con un alcance de vuelo de 20 km y nuevos sistemas de guerra electrónica ya operan en el frente», las Fuerzas de Defensa de Ucrania están utilizando tecnologías avanzadas que les permiten operar incluso en entornos con fuerte presencia de guerra electrónica. El comandante en jefe de las Fuerzas Armadas de Ucrania, el general Oleksandr Syrsky, destacó que «las tecnologías no tripuladas desempeñan uno de los papeles clave en la guerra moderna» y que están «aumentando el número y las capacidades de los drones de fibra óptica», con sistemas que tienen un alcance de hasta 20 km.

La carrera tecnológica: innovación constante

El conflicto en Ucrania ha acelerado la innovación en guerra electrónica, creando un ciclo constante de medidas y contramedidas. Según el artículo de Grupo Oesia, «la innovación introducida por Ucrania ha sido combinar drones de ataque con unidades de guerra electrónica para interferir las señales de los drones rusos, cegándolos. Esto ha permitido a los drones ucranianos atacar objetivos y permitir el avance de las unidades terrestres».

Guerra electrónica ofensiva

No solo se trata de defenderse de ataques electrónicos, sino también de desarrollar capacidades ofensivas. El documento de CEFADIGITAL menciona que «por el lado de las fuerzas ucranianas, están aprovechando los sistemas EW suministrados por Estados Unidos y el entrenamiento para bloquear las comunicaciones rusas. También explotaron una debilidad de los grandes y poderosos sistemas EW rusos: son fáciles de detectar».

Esta capacidad de detección permite a las fuerzas ucranianas localizar y atacar directamente los sistemas de guerra electrónica rusos mediante «contraataques directos de cohetes, artillería y drones», neutralizando así una de las principales ventajas tecnológicas rusas.

El papel de la inteligencia de fuentes abiertas (OSINT)

Un aspecto fascinante del conflicto ucraniano ha sido el uso intensivo de inteligencia de fuentes abiertas (OSINT) para complementar las operaciones de guerra electrónica. Según el artículo «La inteligencia de fuentes abiertas (OSINT) en la guerra de Ucrania», «soldados y civiles han sido capaces de retransmitir ante las audiencias masivas que conforman las redes sociales imágenes, videos y testimonios del día a día del conflicto; permitiendo así a las fuerzas armadas de ambos bandos seguir los movimientos de las unidades militares enemigas con una mayor precisión».

Esta información de fuentes abiertas ha permitido identificar movimientos de tropas expuestos por llamadas o videollamadas de soldados, determinar lugares geográficos atacados mediante análisis de imágenes satelitales comerciales, e incluso documentar y verificar posibles crímenes de guerra. Lo más impresionante es «la transformación de la inteligencia obtenida de civiles y empresas a través de redes sociales para desarrollar acciones cinéticas de carácter militar», creando un nuevo paradigma donde la información abierta se convierte en inteligencia accionable en el campo de batalla.

El futuro de la guerra electrónica

La experiencia ucraniana está redefiniendo el futuro de la guerra electrónica. El artículo de Grupo Oesia menciona tecnologías emergentes como la criptografía cuántica, que «utiliza principios cuánticos para crear métodos de cifrado que aseguran que las comunicaciones militares no puedan ser interceptadas ni descifradas por el enemigo, protegiendo los datos críticos y la información estratégica».

También se menciona el radar cuántico, que «utiliza propiedades cuánticas para detectar objetos con mayor precisión y a mayores distancias, posibilitando la detección temprana de amenazas y de objetivos sigilosos, y la detección no lineal de vehículos ocultos o enemigos que usan camuflaje».

Estas tecnologías emergentes prometen revolucionar tanto las capacidades ofensivas como defensivas en el ámbito de la guerra electrónica, elevando aún más la importancia del dominio del espectro electromagnético en los conflictos futuros.

Conclusión

La supervivencia en el espacio aéreo moderno ya no depende solo de la velocidad, la altitud o el armamento, sino de complejas capas de protección electrónica y cibernética. El conflicto ucraniano ha demostrado que incluso actores con recursos limitados pueden desarrollar capacidades efectivas de guerra electrónica, tanto defensivas como ofensivas.

Como evidencia el informe de Ukrinform, en marzo de 2025 se atacaron y destruyeron más de 77.000 objetivos enemigos con drones de diversos tipos, lo que supone un 10% más que en febrero. Además, «se neutralizaron unos mil drones de reconocimiento en un mes» mediante sistemas de defensa aérea y drones interceptores, demostrando la eficacia de las contramedidas electrónicas ucranianas.

En este nuevo paradigma, la superioridad tecnológica no garantiza la victoria; la adaptabilidad, la innovación constante y la integración efectiva de capacidades cibernéticas y electrónicas son igualmente importantes. La lección es clara: en la guerra moderna, el dominio del espectro electromagnético es tan crucial como el control del espacio físico, y quienes mejor se adapten a este entorno cambiante serán quienes prevalezcan en los conflictos del futuro.

Imagen: fuente Muginuav

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